Sobre la investigación educativa en la cuarta transformación.
Esta ponencia está compuesta por cuatro elementos: un recordatorio, una petición, una propuesta y un compromiso. En primer plano, es fundamental atender que el Plan de Reforma que modificó el artículo tercero e hizo posible la aparición del Servicio Profesional Docente y la emancipación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), junto al Nuevo Modelo Educativo, indicaba en uno de sus párrafos fundamentales que todas las acciones, los principios, las teorías y cada una de las propuestas que se llevaran a cabo tendrían un basamento en la investigación educativa. Si hemos de transitar hacia algunos cambios, transformaciones o innovaciones, los investigadores que nos desarrollamos en el sector educativo sentimos que es fundamental el que cualquier propuesta y avance, transformación o cambio a lo que ya existe, deberá estar apegado a los principios conceptuales, metodológicos y a los datos derivados de la investigación educativa; se deberán evitar las ocurrencias, las distracciones políticas, las intuiciones, las lecciones aprendidas en otros países y deberemos centrarnos en construir un cambio, una transformación a partir de la investigación educativa y a partir de los investigadores educativos de nuestro país.
Es por ello que la petición es clara y se deriva de lo anterior, ya que la investigación requiere financiamiento y es importante que, adicionalmente al fondo sectorial del INEE y de ciencia básica y educación básica del CONACYT, existan los fondos mixtos en cada uno de los Estados con cantidades suficientes para abordar el sinfín de demandas que tiene cada Región, en relación a sus necesidades de investigación educativa en todos los niveles y en todos los campos.
Uno de los resultados fundamentales de la investigación educativa indica que en todos los niveles hacer responsable a los colegiados docentes, a los padres de familia, a los alumnos y en general a la comunidad educativa del currículo, de los procedimientos pedagógicos, normativos y administrativos de la escuela resulta siempre en un proceso de emancipación, liberación y desarrollo como sucede en los países que puntean dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Por ello, se propone que la cuarta transformación considere la posibilidad de liberar el currículo de las Escuelas Normales y darles autonomía, tal y como sucede con las Universidades Estatales, abandonar el centralismo y ofrecerle los recursos y las condiciones para que puedan llevar a cabo investigación y ajustar el currículo a las características de su contexto, su región y su condición.
Abrir el currículo de la Escuela Normal sería el camino para avanzar lentamente a la liberación del currículo de Educación Básica –Preescolar, Primaria, Secundaria y Educación Media Superior–, de tal forma de que entre el 50% y el 60% de los saberes, conocimientos y procesos didácticos los decidiera directamente el Estado y particularmente el Municipio. Todo esto requiere del compromiso de mantener un sistema de evaluación del docente, del alumno y de la escuela; si bien los parámetros de medición y las dimensiones podrían tener ajustes y modificaciones, será necesario que cada una de ellas sea adecuada a la condición del docente en la zona, en el Estado y en el Municipio para que en términos de ésa condición podamos dar a cada uno de los docentes y de los alumnos en este país una educación de calidad, equitativa, igualitaria, relevante y pertinente.
José Ángel Vera Noriega
HMO, Sonora, 22 septiembre 2018